El octavo en discordia

Ser el octavo hijo de familia numerosa, con un progenitor recto, impecable, que no permite el mínimo error, que lleva a sus hijos más rígidos que un palo, no le es nada fácil a Gonzalo. Severo, su padre, es un falangista con relativo poder en la Barcelona del tardofranquismo y primeros años de democracia. Tal como corresponde a su oficio de militar, policía y empleado municipal. 

A ello se le suma el hecho de que su madre Cándida está agotada de parir diez criaturas en once años: un solo respiro de dos gracias al método Ogino. Un parto detrás de otro. Como una coneja. A pesar de que no le gustan los niños, pero cede ante la condición que le impone Severo para desposarse de ir a por los doce. Doce, como los apóstoles de Jesucristo Nuestro Señor. Para que recorran el mundo proclamando su forma de entender la vida: su filosofía falangista. Pero ni Cándida alcanza su objetivo al quedarse en la decena de retoños, ni ninguno de ellos cumple sus expectativas. 

Gonzalo se encuentra sumergido en la maldición de estar hacia el final pero por entre medio de tan larga cola fraternal, en aquella indefinida ubicación, lo que significa pasar desapercibido para las atenciones, pero observado al microscopio ante el mínimo paso en falso. Él es un muchacho con muchas dificultades para crecer entre esa maraña de hermanos. Cargado de complejos: moja la cama hasta los catorce años, no sabe pronunciar la erre, vive desubicado ante el proselitismo del colegio religioso donde estudia, gay muy en el armario, da tumbos a nivel de estudios, etc. Al dejar colgada la carrera de Derecho, para cursar Filología, esto provoca que su padre le retire la palabra de por vida. 

Desde la mirada de Gonzalo, nos trasladamos a la vida cotidiana de los años sesenta y setenta del siglo XX, así como vemos desde dentro hechos históricos del momento: los últimos cinco fusilamientos de la dictadura, la agonía y muerte de Franco, las revueltas estudiantiles y obreras, el advenimiento de la democracia, la aprobación de la Constitución de 1978, el golpe de Estado de Tejero… Observador privilegiado por ser su padre un franquista destacado, mientras sus hermanos mayores militan en partidos democráticos en la clandestinidad, nos acerca el autor a novedosas noticias sobre estos momentos convulsos, que rompen con la versión aceptada históricamente. 

Porque yo he venido aquí a hablar de mi libro

He creado una serie específica para hablar de El octavo en discordia que he titulado "Porque yo he venido aquí a hablar de mi libro", en homenaje al malogrado Paco Umbral. Autor del Diccionario cheli, libro de consulta imprescindible cuando escribí mi best seller (es ironía) El Cancaneo. Diccionario petardo de argot GLBT. Paco Umbral, que cayó en desgracia en aquel inoportuno minuto, pero que fue un gran escritor. Y al que no se le ha hecho justicia. 

Diario de mi padre

Creía que no volvería a escribir, pero el descubrimiento del diario de mi padre escrito cuando él era adolescente y estaba refugiado en Molins de Rey durante la guerra civil, me llevó a entender que quizás sí que tenía algo que explicar y retomé la escritura. Después de diez de investigación, en breve estará en tus manos El octavo en discordia. Perola cosa no se queda aquí. En bambalinas hay otros dos manuscritos: Menos mal que llegó Franco, y un anecdotario del franquismo.